El pueblo trabajador castellano vive actualmente un contexto social en el que se encuentra con una situación en la que un sistema político-económico, como es el capitalismo le hace vivir en una sociedad dividida en clases sociales, un modelo de sociedad patriarcal que promueven precisamente quienes están en el poder, y todo ello en un marco en el que el pueblo del que formamos parte no puede ejercer los derechos que todo pueblo debería tener la capacidad de ejercer. Esta situación que sufre el pueblo trabajador castellano, se hace aún más grave si cabe en la caso de la juventud, que se encuentra con un panorama de una vida realmente precarizada.
Multitud de jóvenes castellan@s se ven obligados a vender su fuerza de trabajo a empresas privadas como las ETT’s, que son claro ejemplo de trabajo basura y uno de las mayores expresiones de explotación laboral que se dan en Castilla.
En el plano de la educación, la juventud no se ve en una situación mucho mejor, ya que la educación -con políticas como el Plan Bolonia- cada día que pasa se hunde más en la privatización, encaminándose así a transformarse en un lujo al que solamente aquellas personas privilegiadas puedan acceder.
En el plano del ejercicio de otros derechos como puede ser el acceso a una vivienda digna, nos topamos con la corrupción, la especulación urbanística y los intereses políticos. Estos elementos suponen la inaccesibilidad a este básico derecho para l@s jóvenes que con nuestros salarios no podemos costear las cifras astronómicas que alcanzan y nos vemos forzad@s a hipotecarnos de por vida. Frente a esta situación, somos muchas las personas que nos organizamos en los movimientos sociales, surgiendo así movimientos políticos como el castellanismo revolucionario que apuestan por un modelo de sociedad cuyo fin es acabar con las diferencias sociales y que la justicia social sea un hecho.
Pero ante esta respuesta ofrecida desde gentes de la clase trabajadora en diversos frentes que forman parte de una misma lucha, el poder reacciona para seguir manteniendo los privilegios de quienes lo conforman, los privilegios de quienes se ven beneficiados por el capitalismo y el sistema. Reacción que se materializa moviendo las fichas con las que cuenta a su disposición, como lo son en este caso el Estado español así como su poder ejecutivo, legislativo y judicial, sin olvidarnos del mediático.
Desde el poder se promueve la criminalización de estos movimientos. Un ejemplo concreto de ello es toda la que se ha venido vertiendo sobre el castellanismo revolucionario por parte de los sindicatos derechistas CEP o Manos Limpias, o por parte de diferentes medios de comunicación en los que se difamaba a este movimiento político; léase Interviú, el Mundo, Telemadrid, los tentáculos del grupo PRISA, etc. El objetivo de este proceso de criminalización hacia el castellanismo revolucionario es ni más ni menos que una forma de represión para eliminar esta alternativa política que no están dispuestos a dejar crecer, intentando cortar sus apoyos sociales, intentado, por tanto, su aislamiento.
Esta criminalización expresa sobre la Izquierda Castellana, sobre la Coordinadora Antifascista de Madrid y sobre otros colectivos sociales, movimientos populares y opciones políticas de otros pueblos del Estado español –no olvidamos la sangrante situación que sufre la Izquierda Abertzale en el Pueblo Vasco, l@s encausados por quemar fotos del heredero de Franco en Cataluña o la represión hacia l@s sindicalistas- indiscutiblemente está auspiciada por la clase política dirigente, el PP y el PSOE, sin obviar a su fiel perrillo faldero, IU.
Pero para el Movimiento Popular Castellano la represión no es algo nuevo; numeros@s militantes de las organizaciones que lo han venido formando durante años han sufrido procesos judiciales, sanciones administrativas o agresiones por parte de elementos reaccionarios de este tipo, y hemos sabido salir adelante y continuar con nuestros proyectos. Y a pesar de todo esto, desde Yesca, creemos que el único camino a seguir para lograr una sociedad mejor es luchar por que sea una realidad. Creemos que para ello es necesario organizarse defendiendo una sociedad sin favoritismos o discriminaciones sexistas y sin que unas personas se vean beneficiadas por la explotación que sufren otras, porque nadie sea más que nadie.
Creemos que la alternativa es construir y tomar parte en un movimiento político que tome el poder popular como eje de acción para el cambio, en el que adaptándose a las particularidades del pueblo castellano, defendiendo sus derechos así como sus señas de identidad -ya que es nuestro patrimonio sociocultural-, se luche con una perspectiva internacionalista por el socialismo. El 23 de abril en Villalar es el día de la nación castellana y el lugar en el que miles de jóvenes de esta tierra se dan cita para conmemorar la existencia de las Comunidades.
Una fecha y un lugar en los cuales año tras año y desde hace ya 15, primero como Juventudes Castellanas Revolucionarias y ahora como Yesca, venimos convocando una jornada de lucha para toda la juventud y un lugar en el que recordamos la revolución castellana del siglo XVI mientras erigimos y proyectamos la del siglo XXI.
Resistimos… ¡Construyendo!
¡Viva Castilla Libre y Socialista!
Yesca
martes, 15 de abril de 2008
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